La verdad ahora mismo vienen a mi mente momentos y situaciones que con el paso del tiempo creía olvidadas, sin embargo, es notable que a cada mal paso, a cada error, a cada derrota le sigue la proyección en mi mente de esta serie de acontecimientos que por alguna razón han dejado huella en una vida insoportable como la mía.
En un inicio diré que soy de una familia neo pobre, así es, de las llamadas clase media. Mi educación básica y media superior transcurrió en un colegio privado católico y yo, a diferencia de mis amigos, nunca pude sentirme con la garantía de poder reprobar materias, comprarme un juguete caro y mucho menos asistir a algún tipo de clases extracurriculares (tengo amigos a los que les compraban ropa de buena calidad, podían llenar un cuarto entero con videojuegos e incluso iban a clases de tae kwon do, natación, inglés, etc.).
Por mi parte, mis padres nunca pudieron comprarme ése juguete (al que sigo considerando padrísimo) del personaje ‘Buzzlightyear’ con todo y que costaba 300 pesos. Mientras mis demás amigos se iban de vacaciones a D.F, Jalisco, Monterrey; yo iba de vacaciones a Uruapan (en aquél tiempo era un auténtico suplicio ya que tomaba seis horas llegar).
Casi todo el tiempo las cosas se volvieron prohibidas para mí, no podía desperdiciar la comida (con todo y lo melindroso que era y sigo siendo para eso), no podía pasarle nada a mi ropa, tenía que cuidar mis tenis, casi nunca pude salir a la calle a jugar (en gran parte porque no tenía vecinos, me limitaba a jugar con mi hermano), no podía tener un Nintendo 64, nunca tuve un perro con el que pudiera jugar.
Ya más grandecito las cosas empeoraron. Durante mi pubertad comenzó el problema llamado acné, lo que sin duda vino a limitar en demasía mi relaciones con las demás personas, la chava con la que andaba (y la persona que más he amado) terminó conmigo por otro wey, un día me puse tan pedo que amanecí en la calle, me agarré a golpes con un chavo por la mujer ya comentada, en otra ocasión jugando fútbol en la escuela me fracturé la clavícula, me pelee varias veces con cada uno de mis amigos por cosas tan insignificantes, dejé un tanto el fútbol de lado y comencé a engordar.
Aún más grande y de lo último que recuerdo fue que lloré en un antro, vomité en otros tantos, un taxista me quiso agarrar a golpes, perdí una pelea callejera, me han asaltado tres veces, sigo sin tener dinero, a últimas fechas he sufrido por falta de sueño, he dejado de asistir a clases en la universidad, las chavas de las que me he enamorado me han rechazado, fallé un penal con el que no pudimos pasar a la final de fútbol y ahora no puedo ir a un Congreso en Chiapas (porque no tengo dinero).
Así las cosas amigos, todo parece detestable y lo único que llena mi cabeza es pensar en la forma en que todo esto se ha dado, me inquieta descubrir si yo soy el problema.
Continuará…
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