19 de octubre de 2009

Por qué vivir ha sido un deleite! (Conclusión final)



… así es, remitiéndome a la entrada anterior se vuelve imprescindible la necesidad de publicar el punto de vista que contrapuntea a dicha entrada. Ipso facto…

Mi vida se ha desenvuelto en un deleite a cada paso logrado en el camino, que por más simples que pudieran parecer ante los ojos de otras personas, me resultan éxitos ésos pequeños instantes en los que me he sentido así, perfecto.

En mi infancia, recuerdo que la primera persona a la que besé (mi amigo del alma, Jael, no me dejará mentir) fue una chava llamada Karen. Tiempo después tuve mi primera novia, Marlenne (“con doble ‘n’ decía ella”). En sexto de primaria fui del grupo que representó a nuestra escuela en la Olimpiada del Conocimiento infantil obteniendo muy buenos resultados; quedé en segundo lugar a nivel sector. Como ya lo he dicho, mi educación se dio en un colegio privado católico, a lo cual sin embargo me resultó en la mejor formación que pude haber tenido (en gran medida por volverme el consentido de los profesores y/o que los mismos conocían a mis papás).

Ya más grandecito empecé de noviero, la mayoría de ellas se me acercaron a mí (modestia aparte), sus nombres: Sandra, María Elena, Valeria y creo que ya.

Lo que aún se me dificulta recordar es quién era el que necesitaba ayuda en clase de Química (lo que desencadenaría en una relación maravillosa con Karla). Quiero creer que la que necesitaba ayuda era ella, me explico, yo siempre he sido bastante bueno en química y aún más, soy pésimo enseñando a otras personas. Lo cual me ayuda a concluir que a partir de que me pidieron que la ayudara me valió y opté por enamorarla.

Como todo en esta vida, llegó el momento tan esperado para uno como adolescente, ese inicio en el maravilloso y bajo mundo de las salidas con los amigos. Primero las tardeadas, después las idas a lugares donde sí le venden alcohol a menores y mejor aún las fiestas de XV años de las amigas.

De esas fiestas no bastaría un libro entero para narrar todas y cada una de las experiencias que pasamos. Desde la primera en la que nos emborrachamos en cuestión de tres botellas de Corralejo, otras donde apenas y nos animábamos a fumar, incluso algunas en que nos reunimos para comprar ropa para la fiesta, etc. Todas fueron grandes.

Algo de lo que más me gustó fue las veces que, bajo el permiso de nuestros padres de pasar el día en casa de un amigo, nos escapábamos a Ixtapa. Eso de ir sólo con la protección del todopoderoso, ir bebiendo todo el camino, llegar a la Comercial Mexicana de Zihuatanejo a surtir de bebidas el carrito, embriagarse a la orilla del mar y todo eso en tiempo récord, (porque había que regresar a casa antes de las seis de la tarde) vale oro!

Alguien a quien se vuelve imperativo reconocerle su entrega y dedicación total en nuestra amistad, ése es mi hermanito Onofre -Rivers decía él- . Gracias por permitirme tu amistad y gracias por todas las experiencias buenas y malas por las que hemos pasado.

Los logros deportivos siempre estuvieron ahí. Con el equipo del colegio derrotamos en ‘nuestra casa’ (en realidad era la cancha del Tecnológico) a Monarcas, en un partido en el que anoté en tres ocasiones de penal. Mención aparte para el día en que jugamos contra un equipo de ‘La Mira’, es que eso de jugar con sólo tres horas de sueño en promedio y todo tipo de sustancias en nuestro organismo es de colgarnos una medalla inmediatamente. He de admitir que la recompensa al final del partido fue retomar la fiesta.

El cervantino. Varias veces me ha tocado asistir a ese evento y ninguna merece más ser mencionada que la ocasión en que regresé del evento con novia, se llama Kenia.

Alguien a quien siempre le voy a estar agradecido es a mi hermano Alfredo Pinete (reconocimiento especial a su trayectoria dentro de la música). Harían falta varios tomos de un libro para poder explicar a detalle las experiencias por las que hemos pasado juntos. Chocar, beber en la playa, acampar, beber en su casa, componer canciones, enamorarnos de la vocalista de una banda en un bar de Morelia, obras de teatro, partidos de fútbol, beber en la calle. Excelente ser humano.

El tiempo continúo su camino. De entre lo especial en la vida recuerdo el viaje de fin de cursos a Cancún con mis amigos de toda la vida –solía decir mi amigo Roberto (aquí entre nos ‘el patas de chango’) que lo que se pasó en Cancún se quedó en Cancún- por tal motivo sólo contaré lo indispensable.

Que mis amigos se emborracharon antes del medio día con ‘cucarachas’, que pudimos ver el partido del Mundial entre México y Argentina, que mientras el profe Wulfrano tomaba su caminata matutina a la orilla del mar a las ocho de la mañana nosotros apenas íbamos a dormir. Que conocí nuevos apodos como ‘el repe’. Que todo el viaje lo organizó Marco Carbajal. Que el dinero se me terminó y al regreso tuve que pedir cooperación para poder comer.

La clausura de fin de cursos del nivel preparatoria me resultó muy grata dentro de lo que recuerdo, sé que iba con mi novia, sé que estuvieron acompañándonos a cada uno de nosotros las personas que más queremos, sé que mi papá no me dejó ir con un traje completamente rosa; en cambio el de Mario fue el que más me gustó. Las chavas todas guapas y muy hermosas lucían en sus vestidos para la ocasión y… y después el after party fue en casa de Valeria.

Mis compañeros y amigos tuvimos que partir cada uno por su propio camino, ahora sé que algunos están en Guadalajara, otros en Morelia, incluso hay por ahí una pulga en Monterrey; unos más decidieron volver a Lázaro Cárdenas, en fin.

Considero perfectamente que este no es precisamente uno de mis mejores escritos, sin embargo lo hago con el corazón en la mano de frente a lo que será una nueva etapa en mi vida. He notado que sólo se tratan de recuerdos pre-universitarios, lo sé, empero quiero dejar claro que no por ello he dejado de confiar en el presente y sus buenas sorpresas día a día. Quiero estar con los ojos abiertos cuando el futuro me alcance.

Ahora estoy consciente de lo que deseo.

Próximamente: Postdata no triste y agradecimientos en retrospectiva.