9 de febrero de 2010

El Deporte de los Sueños.



Un gol, un estadio lleno, una camiseta, un triunfo…

Aún nadie se pone de acuerdo donde nació este juego, algunos historiadores dicen que fueron los chinos; los mayas ya jugaban algo parecido, los italianos tenían su catenaccio y los ingleses se lo adjudican como un invento suyo.
Al día de hoy lo único cierto es que el fútbol es lo único que hace posible que dos personas, no importando su origen y sin conocerse, se pongan a hablar de algo en cualquier parte del mundo. Nadie, nadie puede estar exento de probar el poder de convocatoria de este deporte; podemos encontrarlo en todo momento y en cualquier lugar durante el día, está en la radio, televisión, periódicos, revistas, cine, videojuegos, etc. Yo parafrasearía -“el fútbol rivaliza con el sexo como tema recurrente y frecuente, frente a otros de interés y debate dentro de los temas que manejan los círculos de la sociedad”-
Solamente el fútbol es capaz de crear dos historias, la del aficionado, ése que día a día sigue cualquier movimiento dentro del deporte, y el otro, su detractor, el que lo cree una pérdida de tiempo, un absurdo. Es así, te gusta o no te gusta el fútbol, aquí no se permiten medias tintas.
Tal pasión es porque atraen las leyendas, las historias que lo forjaron como el más grande. Nos envuelve y recorre el cuerpo un sentimiento especial el soñar ese instante de gloria.
Soñamos con la historia.
Soñamos con poner el mundo a nuestros pies, ser llamados O` rei como Pelé, ser un Dios pampero como Maradona, meter aquel señorgol de Hugo al Logroñés, haber sido parte del Barcelona Dream Team con Romario y Stoichkov; tocar aunque sea sólo un segundo el cielo como el Cruz Azul en la Bombonera de Boca, meter un gol tan bello en la Champions League como Zizou en la novena corona del Madrid frente al Bayern Leverkusen, ver a la tribuna despedirte entre aplausos del Teatro de los Sueños en Manchester, remontar una final con el Liverpool mientras tus seguidores entonan el himno You’ll never walk alone, dar un Maracanazo con la selección mexicana. Soñamos con inscribir nuestros nombres en la mítica historia del fútbol.
El fútbol es pasión, un sueño… el más hermoso del mundo.

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